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Algunos hombres me han confundido con la muerte

Linda Stupart

Ella escribe con una sola mano en el teclado y además de ser frustrante — las letras se escapan, las palabras toman significado a un ritmo demasiado lento, le duele la mano derecha — esto hace que se sienta más lejos de la máquina y del lenguaje mismo. Escribe mirando directamente al teclado por primera vez desde que era niña, y aun así las palabras surgen truncadas — intenta escribir ‘otros’ y escribe ‘nosotros’, por ejemplo.

Escribe con una mano porque la otra, aunque no está herida, la tiene cubierta por un molde de cerámica. Su brazo reposa cómodamente dentro del objeto, rozando bultos sedosos. Un dedo sobresale, como un adolescente tira de uno de esos jerseys excedentes del ejército, varias tallas mayor que la suya, con el pulgar a través del agujero

Viendo fuegos artificiales

Desde que era una niña tiene un sueño recurrente. En el sueño todas las personas a las que ama están muertas. El sueño es de un tono rosa pálido y al despertar su madre le dice que soñar con la muerte significa un embarazo, multiplicidad, o más.

El trauma es también el lenguaje de la muerte.

El trastorno de estrés post-traumático ocurre siempre en tiempo presente, por eso no hay forma de escondernos de él. Como si hubiese un agujero entre líneas temporales, o un fallo en el sistema. Tu cuerpo presente desaparece o se le superpone tu cuerpo pasado, ese cuerpo que ya no es, el que vivió el evento traumático. Se nos dice que la parte más peligrosa de viajar en el tiempo es la posibilidad de encontrar una versión de nosotros mismos en algún punto del camino.

Una vez vio la muerte en la esquina de una calle en un día caluroso. Iba de camino a la casa de un amigo para fumar hierba y así apaciguar sus dolores menstruales. Doblada por el dolor, multiplicado por la pérdida de sangre, está de pie y se contempla a sí misma y también a la muerte paradas en la esquina de la calle.

Un hombre con quien me acosté después de que nuestro amigo se suicidara me dijo que yo era la manifestación física de su luto. Ese mismo año, un hombre con el que tuve relaciones sexuales en la cama de otra persona y que era extremadamente hermoso pero tenía una novia que probablemente también era extremadamente hermosa me dijo “Se me da muy bien incorporar el objeto perdido en mi melancolía”. Estos dos hombres con los he que me he acostado creen que mi cuerpo es la muerte o está perdido. Quizás, dado que —quizás, dado que parece que estos hombres no estaban realmente presentes cuando se acostaron conmigo o me abandonaron, podría construir un nuevo cuerpo para que les valiese de objeto sustitutivo— la almohada bajo el edredón en casa de tu madre, con pelo tomado de colas de caballos para reemplazar el tuyo entre las sábanas. Puede que entonces ella pudiese dejar de ser vista como la muerte, después del Capitalismo nadie tendrá que trabajar.

Construye un cuerpo a partir de grietas y ausencias y barro y mierda y pelo. Lo pinta en tono rosa y cuando va a dejarlo sobre la cama se golpea un dedo del pie contra un objeto inesperado en la esquina de la cama. Al levantar la colcha encuentra un objeto casi idéntico al que acaba de hacer, algo así como su hermana calcificada y su hermana, y la hermana de su hermana, cuarenta cuerpos endurecidos hechos de pliegues, agujeros y espacios en su cuerpo o en los cuerpos de mujeres muertas o sus hijos en sus sueños.

Quiero escribir rápido, como alejándome de los objetos bajo la cama, como soñar o bailar o morder barro —sacando una astilla— pero en lugar de esto mi única mano continúa a través de una repetición de errores constitutivos, mientras que la otra acaricia el interior de tu objeto, que también está frío.

La escritura lenta es como dejar el confort del ordenador por otro lugar, también como perderte a ti misma o perder tus ideas antes de poder pronunciarlas o romper una conexión con el ciberespacio o el mundo, lo que es igual a la muerte. Pero sin una mano o extremidad dentro del objeto ella no es capaz de alcanzar: las cosas bajo la cama, sus sueños, la oreja del caballo contrayéndose en espasmos, la tierra, sus otros cuerpos, el futuro.

De modo que coloca el molde de cerámica sobre su pie izquierdo. Su dedo gordo cabe dentro del agujero donde cabe su pulgar dentro del jersey militar de talla extra-grande y donde se rompió el pie haciendo patinaje sobre ruedas (No confío en los cuerpos que jamás han dejado de estar completos así o de forma similar). Con el pie dentro de la arcilla y los dedos sobre el teclado está al menos entre dos mundos — la muerte, piensa, también está en todas partes a la vez.

Esa noche se desliza dentro de la cama junto a su doble hecho de almohada, que duerme hacia el lado de la puerta para que si cualquier hombre o persona en general aparece esperando encontrarse con la muerte, encuentre su doble de almohada primero, lo que le dará algo de tiempo para escapar, al menos.

Cuando al fin entran por la puerta, ella se aleja rodando y bajo la cama deslizando mercurio entre las calcificaciones de sus sueños. Una sonrisa se contrae bajo superficies y ella se hunde avanza como lo hacen los líquidos por debajo de las tablas del suelo y hacia abajo, hacia el terreno y por debajo de la superficie hasta el mismo centro de la tierra donde un grupo de mujeres se sientan, se recuestan y bailan y pisan jugosa arcilla fría alrededor de un fuego. Arrojando la arcilla impresa con sus formas al fuego hasta que ellas

La pila está creciendo hasta alcanzar tal tamaño que llega a la superficie.

Unos puntos empiezan a aparecer por encima del suelo

No hay medida temporal en el centro de la tierra, solamente una pila creciente de no-objetos hechos a partir de los moldes que dejaron los brazos de las mujeres, y sus dedos de los pies, y sus muslos. Ahora el montón está empezando a abrirse paso a través de la superficie, entrando en el mundo y en el presente. Ella dice “algunos hombres me han confundido con la muerte, pero yo no creo que sea la muerte, y no me gustan los horarios, ni el uniforme, ni el trabajo, ningún trabajo ¿podéis ayudarme, mujeres que estáis bajo la tierra?

Y las mujeres sonríen y una, con apariencia indéntica a la suya, le dice que deje su doble hecho de almohada y pelos de caballo arriba en su cama, que esos hombres ya lo están follando, y que se una a ellas en lo atemporal, en un lugar que solo es posible encontrar dentro de un cuerpo que se mueve muy rápidamente entre el tiempo,

y que nos ayude a construir el mundo.

Linda Stupart is an artist, writer, and educator from Cape Town, South Africa. They completed their PhD at Goldsmiths in 2016, with a project engaged in new considerations of objectification and abjection. Their current work consists predominately of writing, performance, film, and sculpture, and engages with queer theory, science fiction, environmental crises, magic, language, desire, and revenge. They are also a lecturer at Birmingham City University, in the School of Art.