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Mi paseo con Shiv — A partir de Bruce Boone

Coco Sofia Fitterman

Palabras robadas a personas mejores que yo:

Amy Lien y Enzo Camacho, The Movement of Manananggal: Amy Lien & Enzo Camacho in conversation with Levi Easterbrooks

Bruce Boone, My Walk with Bob

Kevin Killian, Tony Greene Era

Patrick Flores, “Polytropic Philippine: Intimating the World in Pieces”

Shiv Kotecha, The Switch

Tan Lin, Seven Controlled Vocabularies

Yukio Mishima, Confessions of a Mask

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Querido chico, sí, claro, veámonos
pero no esperes mucho de este encuentro.

—Pier Paolo Pasolini, Part of a Letter to the Codignola Boy

Recurrir a una amiga. Estás en la playa. Ella te ha dicho que te ha estado buscando durante una hora, quiero morir, ella lo impide. Gracias a Dios que te encontró, piensas. Al menos esto, a diferencia de su sugerencia declarativa, es el seguimiento real de un plan, un día acertado. Te has puesto de pie, has guardado tus cosas y estás caminando. Le das un buen sorbo a la bebida que compraste, se la ofreces. Ya puedo sentir la resaca, dice, mientras mira sus pies descalzos. Tus ojos la siguen y está sacándose un guijarro, tal vez varios, alojados en su pie joven y rojo. La playa es salvaje, dice ella, pero has decidido desconfiar de ella. Es joven, es neoyorquina, tú no lo eres y tampoco lo es tu amante, amiga o quien sea. Ella es una mentirosa. Otra piedra (probablemente solo es arena) se entierra entre sus dedos. A estas alturas ya has decidido hablar bien de ella. La playa, de todos los lugares, no es un desierto, Coco, eso es estúpido. Mírala —no es nada.

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Sus pies están sangrando, escribe Shiv sobre mis pies, que estaban rojos pero no sangraban. Pero, como, el sol, dice ella (digo yo), te está golpeando constantemente y no hay forma de protegerse de él y el suelo está cubierto de cristal. La infancia de Shiv le dice que ella está equivocada, él mira hacia arriba, ignorando su pie sangrante, pues Shiv, al ser mayor, puede convencerse fácilmente de que esto no está ocurriendo debido al sol o al cristal. Él ya ha tomado su decisión sobre esto y ella puede calmarse. Aún así él continúa en su cabeza. Ella todavía no se ha vuelto tolerante o lo suficientemente abierta a sufrir episodios leves de dolor moderado pero continuo, no ha aprendido que la forma de superar los efectos del dolor consiste simplemente en reemplazar esa sensación con otra sensación de dolor similar o ligeramente mayor. Solo espera, piensa Shiv, sin decir nada, pero siendo consciente de que prácticamente es imposible recordar el dolor.

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Shiv.

Te veo en la playa, que es gratis pero brutal.

Mi primer indicio de la brutalidad de la playa fue cuando me di cuenta de que mi teléfono no tenía cobertura.

Sudando, estaba en el otro extremo de la playa, pasada la parte gay (¿o todo Rockaway es gay?) y de alguna manera sabía dónde estabas, pero me llevaría literalmente una eternidad llegar allí.

Me puse en camino, corriendo por la orilla donde la arena se encuentra con las olas, se vuelve compacta y endurecida. Perdí el aliento rápido y tuve que caminar. Caminé por lo que parecieron horas, mi piel sudando por todos los poros sin tregua del sol agresivamente caliente, mis pies en carne viva por pisar conchas y cristal. Era pleno verano, y había rabia en los rayos del sol.

Finalmente te veo, Shiv, acostado horizontalmente sobre una toalla, leyendo un libro y tomando un trago de vodka con gafas de sol y una camisa sin mangas, tu coolness es un contraste discordante con mi yo demacrado y sudoroso.

"Te he estado buscando por horas", le digo. “¿No es una locura?”

Saco una guijarro o tal vez varios de mi pie.

"¿No crees que la playa es salvaje?”, le digo mientras caminamos por el paseo marítimo, me has dado tus chanclas y algo comestible, "como una especie de páramo total”.

Tu bebes tu bebida y dices "la playa no es salvaje. no es nada. Puedes calmarte. “

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Shiv y yo estamos de acuerdo sobre un pasaje de Tan Lin que nos vuela la cabeza por igual. Este es mi paseo con Shiv, no Tan, pero para que conste, el pasaje es este:

¿Cómo sería mirar un poema? Sería la cosa más bonita en la habitación que podría soportar ser mirada. Sería más bonito que la cosa misma. Un poema bonito es un poema que se puede repetir una y otra vez. Estás leyendo sobre un poema compuesto por mil miradas rebeldes. Mira. Un poema bonito es una pintura que se puede repetir una y otra vez. La repetición es lo único que hace que algo sea más perfecto de lo que ya es. Por esta razón, siempre hay una mirada que no alcanza el interior de la cara (que yo estaba mirando). Esa debería ser la mirada de los poemas que piensan que son pinturas.

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Un paseo bonito es un paseo que se puede repetir una y otra vez.

Quedamos verdaderamente impresionados.

Shiv, cuyas largas piernas permiten caminar a paso ligero incluso a través de arena caliente, sigue avanzando. Me invadió un estado de ensueño y bajé un poco la velocidad para tocar las conchas con los dedos de los pies, cuya textura me recordó al momento de mi vida en que Shiv me llevaba al cine y me enseñaba todo.

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Recuerdo cuando fuimos a ver El Gran Carnaval y comí demasiado y te agarré del brazo todo el tiempo en el teatro oscuro. Solo concéntrate en la mandíbula de Kirk Douglas, dijiste. ¿No es la playa como el cine? Nuestros ojos tensos, medio ciegos. Esto durará quizás dos o tres horas más como mucho, hasta que arrastremos nuestros cuerpos flojos y arenosos de vuelta a la ciudad. ¿Qué es el cine, Shiv, si no es la realización fotoquímica de lo que estamos sintiendo en este preciso momento, y lo que la gente que vino antes que nosotros sintió en este mismo momento, en esta playa tan gay?

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Pinturas para leer, poemas para ver, películas para nadar en ellas, un océano para mirar.

Mientras caminamos a lo largo de la costa, observando queers en topless y osos arenosos, me siento obligada a contarte sobre San Marino.

En My Walk with Bob, Bruce Boone dice que es una extravagancia gastarse dinero en belleza cuando eres pobre. Es por eso que nunca pagó la tarifa de 25 ¢ para visitar la Mission Dolores que, en su paseo con Bob, descubrió que era realmente muy bonita. Los jardines de Huntington en San Marino son realmente caros y, de hecho, muy bellos.

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Es fácil dejarse llevar por toda esa belleza. ¿Qué vamos a hacer con ella?

Hay un momento en la novela Noli Me Tángere, escrita en 1887 por el héroe nacional filipino José Rizal, en el que el protagonista —un filipino que ha estado estudiando en Europa durante varios años— regresa a Manila. A su regreso, contempla el Jardín Botánico de Manila, pero al mismo tiempo recuerda los grandes jardines colgantes de Europa. En este momento existe una superposición colonial, o, para usar un término de lxs artistas Amy Lien y Enzo Camacho, ocurre la doble-visión colonial. Ver dos realidades a la vez. En la novela, Rizal condensa este enorme sentimiento en la concisa frase, "el demonio de las comparaciones". el diablo de las afinidades.

No estoy totalmente segura de lo que estoy tejiendo aquí, Shiv. Seré sincera. Pero quiero contarte sobre los jardines botánicos en San Marino.

Son lo opuesto a la playa (¿sigues escuchando?)

El primer jardín es un facsímil de un desierto. Se llama el Jardín del Desierto. Protuberancias de cactus espinosos salvajes estrangulan plantas crasas mate rechonchas etcétera. Almohadillas puntiagudas y altas de Nopal crecen como forúnculos u orejas una encima de la otra. El caparazón de un lugar. Una película. Un paseo.

Luego está el Jardín de las rosas (decadencia occidental) y luego el Jardín Chino que conduce al Jardín Japonés (problemático). Una colección de mini bonsais, impecablemente etiquetada. Un jardín zen de piedras perfectamente cuidado. Poco a poco mi paseo en San Marino se convirtió en mi paseo con Yukio Mishima. Confesiones de una máscara es mi libro favorito de todos los tiempos. Sé que también lo has leído. Este pasaje, alejado de su contexto, se convirtió en una especie de horizonte para mí, y apenas podía importarme lo que había al otro lado—

Como la punta de una lengua el agua lamía vacilante la superficie de su interior, pero nunca lo alcanzaba del todo. Y, ya sea por un reflejo o porque el rayo de luz también entraba en el recipiente, el agua por debajo de ese nivel brillaba suavemente, y pequeñas olas relucientes formadas en su superficie se golpeaban unas con otras para siempre. . . .

Punta de lengua de Llamas: todo lo que se quema desplegado se abisma libre. ¿Qué es la vida? El escenario gira sobre esta rigidez. Un océano lo atraviesa tambaleándose. Una actriz pasa por encima de un episodio. Ella besa y roza mi piel rota, las olas que sean las olas que sean las olas que sean se desploman.

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¿Qué hay al otro lado, Shiv? ¿Nos importa? ¿Nos es necesario? Punta de lengua de llamas. Lo que sea que arde desplegado. Ahora la playa es un escenario de memoria pública y privada. Una playa. Un jardín. Un poema, Shiv —algunos de los placeres de la vida. Es un placer que nuestro paseo continúe, dentro y fuera de la página como esta, deambulando diabólicamente a través de estas artimañas, estas florecillas rosas de ilusión.

Coco Sofia Fitterman es poeta y vive en Nueva York. Su trabajo ha sido publicado en The Brooklyn Rail y Shitwonder entre otras publicaciones. Ha performado en HKW, MoMA PS1, American Medium, y otros espacios de Berlín y NYC. Su libro Say It With Flowers fue publicado por Inpatient Press en 2017, y recientemente se ha graduado por la New York University. Escribe y lee sobre arte, muerte y amor en los tiempos de la destrucción global.