02

To the Ringdown

Aria Dean

I

Esto es un borrador para un poema épico, un monólogo, un espectáculo truncado de un solo hombre. Esto es un borrador para una canción, para una estructura, para un versionado, para una simulación. Ladrillos o armazón primero.

Abrimos a un hombre de pie en el centro de la sala. El público tiene expectativas, algunas definidas por el contexto arquitectónico, otras por la hora (aquí, deberían ser como las seis y media). Si no, también aquí definidas por la fecha: 2 de febrero, 2020, domingo de Superbowl. El público, consciente de esto, podría considerarse a sí mismo bastante serio en su intelectualismo, su amor por el arte. O son, quizás, buenos amigos nuestros.

El hombre está de pie en el centro de la sala y lleva un esmoquin barato, sujeta sus notas. Habla:

Esto es un borrador para dos deviniendo uno, sujetos a un tercero. Un borrador para una borrosidad, un borrador para el ringdown. Un borrador para devenir—el marco de referencia sobreutilizado, sexy para otra cosa que no sea ser, pero y qué. Un borrador para hacerlo sonar, fuerte, repetidamente, hasta que forme el suelo mismo, hasta que estire sus raíces hasta el núcleo de la tierra y se encierre a sí mismo y a todo y a todos los demás.

Cortamos a—porque ya estamos aquí, mis en scened, mis en seen—un campo abierto, al fondo del cual la pequeña choza de madera tiembla en el quieto aire marrón. En el pico del tejado, el gólem fluye y refluye. El hombre, el rey, va vadeando hacia él.

Finalmente, alcanza la choza. Se queda a un par de pies de ella. El gólem no se da cuenta.

Entra en la choza, solo para encontrarse solo.

¿Hola? Brah Dead?

Brah Dead, un hombre que nunca se hizo notar pero cuya presencia serpenteaba y ahogaba todo lo demás.

Por otra parte, El Rey se había ahogado aquí con sus propios sueños y ansiedades. Pero ahora allí donde mirara: este hombre que parecía él mismo no ser nadie y no estar en ninguna parte. Estaba en las hojas, en el polvo, la película de polen que se había depositado en el parabrisas del coche abandonado a la entrada.

Y así, no teniendo otra elección que respirarle a cada paso, tenía que buscarle.

Un borrador para el tipo de implicación que puede conocerse como muerte o como amor.

Durante un rato, el hombre busca a este otro, registrando la pequeña casa mientras el lenguaje pegajoso se pliega sobre sí mismo. Como una pequeña caja, como muñecas rusas, como un sistema automatizado que va abriéndose paso hasta el cielo entre ruidos de hierros chocando. Engranajes empapados en gasolina, los bajos cubiertos de restos.

En esta habitación, un molde hueco de este mundo, todo ligeramente fuera de sitio, donde el cuerpo se hincha y se estira hasta abultarse. Se encuentra apretado contra el cristal frío.

Brah Dead?

Un brah, un hermano, el pariente de alguien supuestamente. Descendiente último, una pérdida. Sin pérdida con pérdida, ambos y. Planos que tendríamos que despegar el uno del otro para dejar de ver.

El suelo podrido a sus pies destella en la luz vaga del sol, un largo, tambaleante rollo tectónico de la lengua de la tierra.

La cosa aquí es que este borrador solo puede ser un borrador para una cosa como esta. El proceso se revolvió contra sí mismo una vez y otra y otra. Solo puede ser este monólogo, aplastado contra sí mismo, aplastado una vez y otra para sí mismo. Mirándose a sí mismo desde arriba, desde el lado, desde abajo, desde un punto de vista de primera persona, todas a la vez—nunca al mismo tiempo.

Un diálogo que nunca es más que un soliloquio compartido. Dice, oh es un soliloquio. ¿Esto es por lo que me trajiste aquí? Por esta articulación que termina en suma cero no direccional.

II

El hombre se queda en el centro de la sala. Agarra el micrófono. Ha pasado a la página siguiente.

El público quizá se pregunte por qué este hombre, por qué no ella, por qué esta luz, tan cerrada y blanca sobre su cara y sus hombros. O quizá el público se pregunte por qué no más cerrada aún y más blanca, por qué tan sobria. Vinimos aquí por un experimento.

Este borrador es un incidente, como lo son muchas cosas. Una cosa que resulta que coincide y que, idealmente, incita. Que realmente solo se incita a sí misma, como se espera de un borrador.

El hombre nos cuenta que el rey se ha encontrado a sí mismo en un nudo metafísico. En cierto modo, está atado por este nudo y a la vez es él mismo la cuerda. Esto es también en sí mismo un nudo metafísico, ¿no? Él es él y también este otro, tan tan tan separados, pero al entrar a la casa, enteramente no. En un retardo infinito, en una regresión infinita. Buscando a alguien y solo encontrándote a ti mismo. Esencialmente, el hombre está cancelado.

Con este vacío que queda en su lugar, solo hay risa resonante. La ciencia fantasmal del júbilo. La muerte es solo para la gente común. Este caos es especialmente nuestro.

El hombre está en un bucle como lo está el Rey, como lo está Brah Dead. El hombre, habiendo hecho su trabajo, puede salirse del bucle, mientras que los otros dos dan vueltas y vueltas y vueltas.

Es un hecho, sin embargo, que él no está ya en la Tierra. Imagina la perplejidad de un hombre fuera del tiempo y el espacio, que ha perdido su reloj, su vara de medir, su diapasón. Este estado estado que constituye la muerte.

Cortamos a—exterior: la choza de madera. El gólem sigue fluyendo y refluyendo. Cada pulso una amenaza con destruir el mundo. El sol está justo encima, pero su superficie negro mate y sin profundidad batea sus rayos de vuelta a la atmósfera. Una superficie que llega hasta abajo del todo, una superficie-núcleo. Ser estético es ser superficie-núcleo. Un objeto estético para terminarse y para terminar a aquellos a quienes protege, para anular a sus enemigos con su sombra.

III

Un borrador para un baile, para un organismo, para una gestación. Así es como te conviertes en uno. En vivo en concierto, en vivo desde el estudio, en vivo desde el fondo marino donde tu intención antigua se encuentra con futuros imparables y derivados y se atan entre sí con el mayor romance.

(mírame a los ojos)

Lo último que quiero es un desastre, así que vamos lenta y silenciosamente, la arena ondeando sobre nuestras espaldas mientras rastreamos las profundidades en busca de una ensenada, un agujero que nos lleva a un abismo ya envolvente.

Esto es un borrador para el no-espacio, pero para la permanencia. Un borrador para un espejo, para cantar a todo pulmón. Un plano, extruido, un mapa en tinta blanca brillante.

Un borrador para la vida, con línea plana, para la hermosa tranquilidad, donde el ruido una vez penetraba, implacable tormenta de afecto y vibey vibes, avanzando por millones. Silenciado.

¿Te llamé desde las profundidades para promocionarme? Un cuento retorcido, una maniobra torcida. ¿Te llamé? ¿Desde las profundidades? ¿Para promocionarME? ¿MOI? ¿Moicito? ¿Pequeñx viejx yo?

Un demonio, un alien, una enorme muerte. Quizás los hombres los hagan a su imagen no por la comodidad que brinda la representación, un alivio para una mente demasiado débil para pensar más allá de lo simbólico, pero tal vez se crean a su imagen para hacer que el hombre se sienta poderoso. Estas cosas que podrían rodear y estrangular deben reducirse a escala.

En esta reunión, se inclinan balanzas y se descartan métricas.

Los demonios tiemblan en presencia de Dios, de todos modos.

Un borrador para una ceremonia, un juego sagrado sin reglas. La estructura no pone en peligro el flujo del intercambio, sino que lo enmascara, lo vuelve invisible para sí mismo y, como sabemos, las apariencias lo son todo. Si los rayos son oscurecidos, entonces bien podrían haber desaparecido.

Aquí somos nosotrxs mismxs una niebla, una neblina, una bruma.

El rechazo de este interminable intercambio, un chapoteo cósmico. Un basurero que se eleva hacia el cielo. El mundo nunca lo pidió; encuentra su propósito en otro plano, condenado a su propia falta de forma en este.

Sueños que sueñan con tragarse a su soñador.

Nada brilla en la superficie de todo esto.

El pequeño espíritu alienígena retorcido ya no traquetea su jaula.

¿Cómo se escribe alguien que se está dando cuenta de que está hablando consigo mismo, que es uno, no dos? Pero siempre fueron uno, físicamente separados, pero ontológicamente indistintos. En el mismo lugar: en ninguna parte. ¿Hicimos esta cosa juntxs? ¿Y nos salvará? ¿Necesitamos salvación?

Me gustaría perderme aquí, aquí que se extiende infinitamente hacia esta brillante oscuridad.

Llegué aquí en una noche sin límites, en el contexto solo de mi propia coerción. Peso oceánico presionando mi cráneo, mi pecho, mi corazón.

IV

¿Encontramos alivio? Al menos nos encontramos a Nosotrxs mismxs.

¿La quise? ¿La quisiste tú? Su piel hablaba demasiado alto de la vida. No ese tipo de vida que vibra incontrolablemente. Ese tipo de vida que reflexiona sobre su propia naturaleza de miniatura, su propia escala patética. Era tan bella, aun así. Estaba bien. Estaba bien. Estaba bien.

Esto es un borrador para el ringdown más que nada, pero siendo eso todavía está por ocurrir, siendo eso todavía estamos aquí rodeadxs de espejos sobre una tierra podrida hasta su propia base, la entidad más vulgar y abyecta llena de agujeros, tenemos que terminar aquí. El ringdown, cuando dos agujeros negros chocan, formando una entidad, no-entidad, formando un vacío.

Esa es la cosa, la manzana mojada, la fruta más jugosa, el asunto entero. Es el Jardín del Edén y una plaga.

En virtud

Acaso soy—

Acaso somos—

¿Reales?

¿Y qué significaría esto?

No sé donde estamos. Estamos en una esquina. Estamos en ninguna parte. ¿Hicimos que lxs salvara? ¿Vine a casa esta noche? ¿Vendrás tú? Nunca antes he sido coincidente. ¿Cómo es?

Era un territorio. Tenía su autonomía.

Has estado aquí antes.

He estado aquí antes.

Has sido tú antes.

¿He sido tú antes? Nunca he sido nadie que yo sepa.

Eso es mentira. Yo siempre he sido tú. Tú, yo.

Mantén gótica la estrofa y el estribillo en tono mayor.

Aria Dean es artista, escritora y comisaria. Es editora y comisaria de Rhizome. Sus textos han aparecido en Artforum, Art in America, e-flux, The New Inquiry, X-TRA Contemporary Art Quarterly, Spike Quarterly, Kaleidoscope Magazine, Texte zur Kunst, o CURA Magazine. Ha dado charlas en the New Museum, The New School, Reed College, Oberlin College, UCLA, Museum Contemporary Art, Los Angeles, Transmediale (Berlin), y The Kitchen, entre otras instituciones. Sus exposiciones más recientes incluyen (meta)models or how i got my groove back, Chapter NY ; Aria Dean, Albright Knox Gallery (Buffalo), lonesome crowded west, Chateau Shatto (Los Ángeles); Gut Pinch, The Sunroom (Richmond) o White Ppl Think I’m Radical, Arcadia Missa (Londres).